
Esta imágen me llamó muchísimo la atención, ya que la realidad es que muchos de los consultantes que posiblemente nos tocará atender en el futuro nos hablaran de problemas como el cansancio, intranquilidad, preocupación, nerviosismo, desequilibrio y ansiedad.
Pero como dice la caricatura, todavía no se inventó nada contra la normalidad. Es muy difícil trabajar para mejorar la calidad de vida de tantas personas que no pueden escaparse de rutinas de vida donde el caos y el estrés es normal.
En muchos cursos hemos trabajado el tema de lo que se puede llamar "normal" y lo que no, y terminamos concluyendo que no existe tal cosa como anormalidad y normalidad, sino que depende de quién lo vea. Así, lo que para muchos es problemático, para otro no lo es, y cuestiones que son por naturaleza pertinentes para la supervivencia de la especie (como lo es la ansiedad, en respuesta a situaciones potencialmente amenazantes) terminan siendo patologizadas en una sociedad como la actual.
La terapia MRI de Palo alto nos propone que lo que debemos hacer es encontrar "estrategias eficaces para evitar que sigan vigentes los factors mantenedores del problema que motiva la consulta". Sin embargo, y sin tender al sociologismo, como lo vimos en una de las clases, muchos de los problemas que nos acosan diariamente son problemas sociales, y encontrarles una solución resulta no solo difícil sino en muchas ocasiones se percibe como imposible.
Por lo tanto, considero que es nuestra labor como psicólogos no solo "aliviar" ciertos males en las personas, sino empoderarlas para que sean miembros activos y responsables de la sociedad, y para que sepan que sus problemas no son situaciones individuales, sino que son males que aquejan a muchas de las personas con las que conviven, y que tomar acciones para solucionar sus propios problemas es tomar acciones para contribuir a solucionar los de los demás.
Así considero que la cuestión no es ver qué es normal y qué es anormal, sino llevar a que la normalidad sea algo que nos beneficie a todos por igual, y que sea algo de lo que todos podamos participar, sin que exista necesidad de crear exclusiones.
Daniela Zúñiga
1 comentario:
Me encanta lo que señala Moffat al respecto de sí mismo como un psicólogo bastardo: tiene la ventaja de decir lo que desee en una corporación, puede criticar, y no ser nefasto= individualista, que sólo habla del pasado, y eso asegura que no hay cambio, yo agregaría que una de las principales problemáticas en nuestra carrera es que muchas personas se adhieren a su paradigma, como la única verdad, es necesario que compartamos el conocimiento, los hallazgos de nuestro quehacer.
Hablando de los medicamentos, él menciona que las pastillas, son como si le pusieran a la gente un chaleco por dentro, que es peor que un chaleco por fuera, respecto a lo que señala Daniela, este punto se enlaza con nuestra responsabilidad de empoderar a la gente para ser responsables de sí mismos y de su colectividad, y no simplemente darles medicamentos o tratamientos paliativos.
“El paciente humano, el paciente existente”, esta cita de Moffat, me recuerda lo importante que es considerar nuestra intervención desde el punto de vista de las personas, partir de sus necesidades, como nos enseña la psicología comunitaria, y no de nuestros academicismos.
Publicar un comentario