martes, 31 de agosto de 2010

Comparto con ustedes una reflexión que se me impone a raíz de la visión de un comercial pagado por entidades gubernamentales, entre otras,  en el que se analiza que "a los costarricenses nos falta la moderación".
En primera instancia, me parece un error conceptual resumir y dar una respuesta colectiva a algunos "males nacionales" citados con la moderación, propuesta como un valor.
Moderación en la igesta de alcohol, por ejemplo, me da la idea de invocar la intervenciòn de un Super Yo, que la persona quién sabe si ha tenido chance de desarrollar, de incorporar en su proceso de construcciòn de identidad. El problema, creo, es de cultura, es que a la gente a punta de publicidad, chistes, prácticas ancestrales sedimentadas sin  elaborar etc.  
Llegué a pensar o sentir en el fondo que estar borrach@ es estar libre y ser sexualmente liberad@, transgresiv@, cool, y que sigue teniendo el control (el control manejando o el control al entrar en esa cultura "porque quiero").
Por el otro lado, espero que, al menos ahora que estàn en la Universidad, jóvenes y llen@s de estìmulos, lecturas, espacios para confrontarse con otr@s, vivan inmoderadamente, amen sin moderaciòn, y se den a l@s dem@s sin moderaciòn (lo cual no significa meterse en relaciones  enfermizas, de dependencia o masoquistas) y crean en algo y luchen sin moderación, que se indignen sin moderación (como decía Ghandi, que no era un violento). En este mundo, ¿qué clase de persona puede estar envuelta en sus sábanas tibias y no indignarse con furia? Es una clase de personas que no quisiera entre mis allegad@s.

Un abrazo
Maurizia 

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